segunda-feira, 6 de fevereiro de 2006

De Ernestina


...también los *perrillos comen de las migajas
que caen de la mesa de sus señores.
Mateo 15, 27 CRUZÓ el *perro la calle.
Era el *perrillo aquel de las migajas,
el que espera debajo de la mesa,
el que no tiene nombre
y al que si se extravía
no lo reclama nadie.
Y era el único ser
en tarde de domingo.
-Allá enfrente la ausencia
de ese árbol que daba su verdor
en un sitio imposible.
Y el perro por la acera
seguro y solitario.
¿A dónde iría hoy
en esta hora muerta
sin coches ni autobuses,
con un pasito breve,
voluntarioso, firme?
Una mano invisible
le alisa la pelambre.
Ernestina de Champourcin

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